viernes, 24 de febrero de 2012

La vida de una flor y una semana de alegría.

El viernes pasado además de los crisantemos y los lilium compré otra flor. Esta.


Sí, es el interior de una flor. De esta flor.



Llegó cerradita, de un naranja intenso con un talle (perdón, tallo) largo, estilizado y verde. Acompañado de dos hojas. No necesitaba más para que luciera así de elegante. Le ofrecí un sitio en el que pudiera pasar la semana, un lugar azul que la envolvía y resaltaba ese naranja intenso. Y así estuvo...



... impávida, impresionante, impertérrita (no recuerdo más palabras que empiecen por 'im'). 

Y el miércoles, cuando llegué a casa, sus hojas se habían abierto como una tulipa




Me estaba diciendo 'adiós'.

No fotografié el final. Me quedo con la semana que me alegró cada vez que la miraba.

¡Feliz fin de semana con flores!

lunes, 20 de febrero de 2012

Tres cafés de Lisboa

En agosto del 2010 fuimos a Lisboa. No era el primer viaje, pero descubrimos algunos sitios que no conocimos en los anteriores. Por ejemplo, estos tres café/restaurantes. En cada uno de ellos me gustó algo no sólo culinario sino también decorativo.
El primero es el Pois cafe, en la Rua Säo Joäo da Praca, 95 (encontrarás más fotos aquí y aquí). Recuerdo una decoración bohemia, con mesas y sillas desparejadas, tapicerías desgastadas y con mucho color.







Mi segunda recomendación es el Royale Cafe (Laro Rafael Bordalo Pinheiro, 29). Fue una recomendación de la guía de viajes que compramos. La comida es excelente. La decoración sencilla y muy funcional. Y el patio trasero es tan pequeñito que las plantas las han colgado de la pared, formando un precioso jardín vertical. En las fotos lo verás al fondo.
Fotos de Royale Cafe, Lisboa

Esta foto de Royale Cafe es cortesía de TripAdvisor

Fotos de Royale Cafe, Lisboa

Esta foto de Royale Cafe es cortesía de TripAdvisor

Royale Cafe
Por último, mi tercera recomendación, con aires franceses, Infusäo Crêperie, en Rua da Trindade, nº 7. Unas creps exquisitas (me encantan las de trigo sarraceno) y muy buen servicio. La decoración sencilla y agradable. La cocina está delimitada por un arco con una inmensa pizarra al fondo anunciando la carta. En su página en Facebook podrás ver estas fotos y muchas más.





Pero esta foto no podrás verla. Es del edificio que está (o estaba, no sé si seguirá ahí) justo enfrente. No fue el edificio el que me llamó la atención sino la frase que estaba pintada en su fachada. Dedicándome a la  filosofía no podía dejar de mirarlo (y fotografiarlo). 

viernes, 17 de febrero de 2012

Tetera y flores

En la casa de mis padres siempre hubo teteras. Juegos de té chinescos, les llamaba mi madre. Estaban guardados en su aparador como si fueran un tesoro. Son algunos de los que tengo yo ahora. Si pienso en el té, mis primeros recuerdos son de té en hoja, no en bolsita. Se hacía cuando estábamos enfermos del estómago. Pero mi madre y mi abuelo lo tomaban sin tener dolor de estómago, como un manjar en momentos especiales, mojando en él un trozo de pan untado con mantequilla. Después se fueron las hojas y llegaron las bolsas, más fáciles, más rápidas. Pero nunca, nunca, se sacaron las teteras ni las tazas del aparador. Las hojas de té nunca las tiñeron de marrón. 
Pero en mi adolescencia empecé a adorar todo lo inglés. Lo 'british' tiraba tanto que quería irme a estudiar allí cuando terminara la universidad. Pero antes de eso, que nunca sucedió, empezaron a gustarme las teteras. Y algunas tardes me hacía té. Té negro en bolsita, pero en tetera. Las teteras y sus tazas empezaron a airearse, salieron del aparador y se tiñeron de ese 'brownish' que tanto las afea. Pero para eso estaban, para usarlas y disfrutarlas. Todavía recuerdo como me miraba mi madre, con extrañeza y una ligera sonrisa, cuando yo me servía el té que tenía en la tetera, y yo, reivindicando mi derecho a usarlas, le explicaba que así era como se tomaba (como si quien no lo hiciera de esa manera fuera culpable de algo). 
Los tés en tetera son largos, se saborean despacio, duran mucho (tanto como permita el tamaño de la tetera) y a mí me dan calma, reposo, tiempo...
Ayer recibí un magnífico regalo. Magnífico por muchas razones; porque quien me lo envió lo hizo expresamente para mí; porque me/nos va a acompañar mucho tiempo; porque es la invitación a la casa de los Martínez, que es mi casa. Y es magnífico porque quien lo hizo sabe que me gustan las teteras y las flores y las combinó. El regalo ya lo viste, está arriba, es la cabecera del blog. Quien me lo regaló fue mi querida Eli, de Zapallos en almíbar, que hace un par de meses me envió una bolsita de su té preferido para que yo lo probara y ahora me envía una tetera de flores. Ya tengo todo lo que necesito para conseguir calma, reposo, tiempo...
Como todos los viernes, les dejo flores, crisantemos y lilium fucsia, rodeadas de mis teteras más antiguas.




¡Feliz fin de semana con flores (y té)!

viernes, 10 de febrero de 2012

Flores y luz

Hay gente que lo lía todo. Hay gente que hace difícil lo fácil e imposible lo difícil. Hay gente que sólo da oscuridad. Con esa gente es mejor no tropezarse. Pero también hay gente que siempre aporta soluciones. Hay gente que siempre ve posibilidades. Hay gente que dan luz. A esa gente se busca. Hoy voy a hablar de alguien que da luz. Esta semana, que ha sido un poco dura, se inició con un rayo de luz, recibí noticias de Ale de La calustra. El martes recogí un sobre que me envió y donde venía todo esto:






El bastidor con pimpollos olorosos adornados con tul y encaje ya tienen su sitio preferente colgado de la llave de la vitrina que preside mi comedor (copié la idea de Julia de Ciento volando). El cuaderno de Papelera Palermo está guardadito junto con aquellos cuadernos que adoro y no pienso usar porque (contrariamente a lo que hago con otro tipo de cosas) no disfruto usándolos sino contemplándolos. Además, guarda la carta que me escribió Ale, el sobrecito y el papel con escritura que envolvía el cuaderno. La chapita, (que creo que es de madera) decapada y con mi nombre y un botón con flores y una mariposa, está colgada en mi tablón justo frente a mis ojos. Así, sólo con levantar la cabeza, la veo.
Me alegra mucho tener algo que ella ha hecho o a elegido para mí. Me da luz.

Y buscando luz, les dejo flores blancas para iluminar el fin de semana: tulipanes y gerberas.



¿Y por qué no un poquito de color para aumentar la alegría?


¡Te deseo un fin de semana lleno de luz y flores!

viernes, 3 de febrero de 2012

Claveles para el fin de semana

Hoy pensaba sacar fotos de flores en la calle. Pero la mañana se complicó un poco. Así que traigo claveles, pero no en jarrón, sino en macetas. Compré dos plantitas de claveles y una sansevieria de una variedad que no tenía. Aunque es casi de noche, me las llevé a la azotea para buscarles unas macetas apropiadas.



¿Cuál les pongo?


 Finalmente, opto por esta verde para la sansevieria


Y estas dos dos blancas para los claves




Ya tengo elegidas las macetas. Esta noche se quedarán en ellas, y mañana compraré tierra para trasplantarlas a su nueva casa. Y ahora, a dormir, que es de noche y está empezando a llover.

¡Feliz fin de semana con claveles!