En la casa de mis padres siempre hubo teteras. Juegos de té chinescos, les llamaba mi madre. Estaban guardados en su aparador como si fueran un tesoro. Son algunos de los que tengo yo ahora. Si pienso en el té, mis primeros recuerdos son de té en hoja, no en bolsita. Se hacía cuando estábamos enfermos del estómago. Pero mi madre y mi abuelo lo tomaban sin tener dolor de estómago, como un manjar en momentos especiales, mojando en él un trozo de pan untado con mantequilla. Después se fueron las hojas y llegaron las bolsas, más fáciles, más rápidas. Pero nunca, nunca, se sacaron las teteras ni las tazas del aparador. Las hojas de té nunca las tiñeron de marrón.
Pero en mi adolescencia empecé a adorar todo lo inglés. Lo 'british' tiraba tanto que quería irme a estudiar allí cuando terminara la universidad. Pero antes de eso, que nunca sucedió, empezaron a gustarme las teteras. Y algunas tardes me hacía té. Té negro en bolsita, pero en tetera. Las teteras y sus tazas empezaron a airearse, salieron del aparador y se tiñeron de ese 'brownish' que tanto las afea. Pero para eso estaban, para usarlas y disfrutarlas. Todavía recuerdo como me miraba mi madre, con extrañeza y una ligera sonrisa, cuando yo me servía el té que tenía en la tetera, y yo, reivindicando mi derecho a usarlas, le explicaba que así era como se tomaba (como si quien no lo hiciera de esa manera fuera culpable de algo).
Los tés en tetera son largos, se saborean despacio, duran mucho (tanto como permita el tamaño de la tetera) y a mí me dan calma, reposo, tiempo...
Ayer recibí un magnífico regalo. Magnífico por muchas razones; porque quien me lo envió lo hizo expresamente para mí; porque me/nos va a acompañar mucho tiempo; porque es la invitación a la casa de los Martínez, que es mi casa. Y es magnífico porque quien lo hizo sabe que me gustan las teteras y las flores y las combinó. El regalo ya lo viste, está arriba, es la cabecera del blog. Quien me lo regaló fue mi querida Eli, de
Zapallos en almíbar, que hace un par de meses me envió una bolsita de su té preferido para que yo lo probara y ahora me envía una tetera de flores. Ya tengo todo lo que necesito para conseguir calma, reposo, tiempo...
Como todos los viernes, les dejo flores, crisantemos y lilium fucsia, rodeadas de mis teteras más antiguas.
¡Feliz fin de semana con flores (y té)!